Número nueve.
Desde siempre, noté en él algo especial.
Cuando el que brillaba era Messi y él, solitario, avanzaba casi anónimo.
Cuando las publicidades tenían las caras de cualquiera menos la de él; cuando las cámaras no le buscaban la trucha.
Cuando las camisetas que se vendían tenían los nombres de Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney y otros valores.
Hoy clavó tres.
PD Cómo me gustan los números impares.